lunes, 8 de junio de 2009

Las Alfonsadas de Calatayud

Rondaban las nueve y media de la mañana del sábado cuando, habiendo aparcado mi cabalgadura en las proximidades del campamento y habiéndome pertrechado adecuadamente, me persone en él.
Había poca gente, unos cuantos cuerpos afectados por la falta de sueño y el exceso de bebida de la noche anterior vestidos con unas vestes arlequinadas en negro y granate y sentados en alpacas de paja y enfrente de estos tres personas con mejor aspecto que disponían mesas, bancos, manteles en la puerta de la haima de los señores de Hautpoul y que me invitaron a un vaso de vino dulce y una pieza de fruta, en esas estaba cuando apareció Fadrique, su aspecto también denotaba una larga noche. Estábamos hablando cuando apareció el Gran Inqui rodeado de 6 caballeros hospitalarios de la encomienda francesa de Montflanquin, ¡vaya imagen! sino aterradora por lo menos imponente.
Nos saludamos, hablamos un momento y enseguida se retiraron para desayunar y preparar la batalla.
Habíamos quedado en reunir a toda la encomienda a las diez en la plaza del fuerte, llame a mi Maestre para recibir instrucciones, me indicó que todavía no había llegado a Qalat-Ayub y que ya recibiría órdenes en su momento.
Ante la falta de noticias de mis hermanos hospitalarios y como la comitiva empezaba a formarse para ir al asalto de las torres de las moras, fui presto hasta mi cabalgadura donde me deshice de los ropajes de monje civil y me convertí en monje guerrero. Me incluí en la comitiva, igual que en el Reino de los Cielos, un hospitalario solo entre las tropas que van a la batalla.
Poco a poco el resto de hermanos fue incorporándose y por fin llegamos a la Plaza del Fuerte donde fuimos adecuadamente distribuidos para el inicio de la batalla.


Nuestros tambores marcaban el ritmo del vuelo de las flechas o de las cargas de la infantería.
Apareció el Rey Alfonso I dando por concluida la batalla.
Comenzó el desfile de las tropas, encabezado por el Rey hasta la Iglesia de San Pedro de los Francos donde fueron presentadas las tropas a Alfonso I
Cuando terminó nos reunimos con las beguinas para reponer fuerzas y dimos buena cuenta de cervezas y rebanadas de pan con lomo, con tomate y anchoas, con ensaladilla, con jamón o con queso de cabra con mermelada.
Como se hacía la hora de la comida tuvimos que dejar aquella tarea para acudir al campamento donde nos esperaba una cazuela de garbanzos con congrio que tenía una pinta sensacional, antes de proceder con esos menesteres tuvimos que cumplir con el "ingrato" trabajo de catar el noccino gradus tercius y gradus quintus que nos había preparado nuestro druida, la opinión general fue que el gradus tercius estaba mejor aunque las mujeres que se acercarón al dispensario acordaron que mucho mejor el gradus quintus, más dulcecico.
Comimos y después..., la dispersión, unas beguinas se retiraron a sus aposentos, algunos hospitalarios dormidos en los bancos de la plaza y el resto de la comitiva a la terraza a tomar unos cafés, copas y/o helados.
En determinado momento se abrió la cancela de una tienda que expendía dulces típicos y el maestre y Freire Vicente aparecieron con una bandeja de ellos que según comentaron se llamaban merengues y milhojas, obviamente no dejamos ni los papelillos.
Rondaban las cinco de la tarde y teníamos que acudir a la plaza del olivo donde se iba a desarrollar la paga de la soldada.
Allá que fuimos, nos acercamos a la barra y mientras tomábamos un refrigerio líquido, recibimos una llamada que nos comunicaba una noticia que nos entristeció sobremanera y que no procede incluir en esta crónica. Como era de esperar muchas de las conversaciones del momento giraban entorno a aquella noticia.
Nos llamaron al escenario, nos pagaron nuestros honorarios por la soldada, los juntamos sobre la barra del bar y se reinvirtieron en provisiones líquidas y sólidas.
Se organizó un desfile que nos llevaría hasta San Pedro de los Francos donde se iba a nombrar Caballero de Honor a Pedro Oliva, aquel que ganara Gran Hermano y que participó en la Isla de los Famosos.
Terminó el acto y nos dirigimos hacia la plaza del Olivo, antes de llegar contactaron conmigo Ana y Fran, miembros de la asociación Alfonso I y por tanto organización del evento, nos llevaron a conocer la haima de los judíos de Malvisar, los sesmeros del rio Miedes, donde me regalaron una botella de vino blanco de hielo, los hospitalarios de Munébrega, y la suya propia, siendo perfectamente atendidos en todas ellas.
Fuimos a cenar al campamento, estofado de patatas con carne, y una botella de vino de la zona que nos habían regalado en el pago a las tropas, abandoné a mis hermanos y me fui con el Gran Inqui a tomar un café y a charlar sobre eventos futuros.
Después del espectáculo de las espadas de fuego me despedí de él tomé mi cabalgadura y regresé a mi casa.
El resto de los freires quedaron en la villa, y por eso todo lo que a partir de este momento se cuenta corresponde a hechos vividos y relatados por terceros por lo que no me puedo hacer responsable de su veracidad ni de su exactitud.
Según se cuenta, después de la cena hubo tiempo para tomar unos cafés y debatir un buen rato. Imagino que además de cafés se consumiría algún tipo de bebedizo no tan... angelical.
Algunos se retiraron a sus aposentos y otros aún se dieron una vuelta por el concierto de Lurte.
El domingo, día tranquilo, sin madrugar y un buen almuerzo en "Casa Antonio", para que no ocurriera como el sábado que fuimos a la batalla con el estómago en los pies. Cierto, ¡tremendo error!. Así que después de dar buena cuenta de huevos fritos, jamón, torreznos, torreznos, torreznos, torreznos y torreznos y pan, pan, pan y más pan, nos vino justo para llegar al acto de "Hermanamiento de Lugares" en la Plaza del Olivo. Allí depositamos nuestra tierra roja y el agua, llevadas desde Teruel, para plantar un nuevo olivo junto con todos los grupos participantes en las IV Alfonsadas. Después de vuelta a Teruel sin muchas ganas, ni ganas de comer por razones obvias, ni ganas de volver por lo que disfrutamos, ni ganas de llegar por lo que nos esperaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario