viernes, 29 de junio de 2012

NOCCINO 2012


Podríamos decir que el día del Noccino empezó el viernes con los preparativos, había que comprar todo lo necesario para pasar la jornada de la elaboración del vino de nueces, así que se hicieron varias brigadas y cada una se encargó de un cometido, unos a por los ingredientes de la comida, otros a por los del vino de nueces y demás minucias, como cubiertos, platos, etc, y otra, quizá la más importante, a recolectar las nueces.

A eso de las 19:30 llegábamos a casa del Freire de la Civera donde al día siguiente tendría lugar el festín, descargamos los vehículos y como quiera que el grifo de la cerveza, preparado para la ocasión, no era capaz de suministrar cerveza fresca, empezamos con unos cubatas y entre los cuatro terminamos con la botella de ron. Era el momento de marcharnos para que el de la Civera pudiera cortar el césped y dejarlo listo para el día siguiente.

A las 10 de la mañana, sin convocatoria oficial, habíamos quedado para empezar el almuerzo. Cuando faltaban 10 minutos para la hora convenida llegaba a la cita, allí estaban departiendo el de la Civera, con pañuelo en la cabeza para aliviar el sudor de los trabajos matinales, y el de Concud, con cigarro en ristre para aliviar la espera. Llegué con mi bolsa de pepinos en adobo y rápidamente el de la Civera tomó un cuchillo y llenó un platillo de finísimas lonchas que acompañadas de cervezas fueron mi desayuno y el suyo. Todavía ahora mientras escribo me saliva la boca y se me ponen los pelos como escarpias recordando el momento, ¿dónde han quedado los desayunos de chocolate con churros? ¿o por lo menos café con leche y magdalenas?. En aquella situación de loas al pepino y caretos de vinagre estábamos cuando llegó el de Gúdar y al igual que nosotros desayunó unas rodajitas de pepino y unas cañas. Lo mismo le sucedió al de Vanyón, que incluso llegó a exclamar “¡Todos los días del año tomo un café, menos hoy!"

Fueron llegando el resto de los hermanos convocados al evento y quien más quien menos se tomaba una cañita y algunos valientes una “tapa”, y por fin hicimos algo productivo, colocamos dos tableros a modo de mesa y una decena de sillas alrededor y el de Toroel y el del Bearn se dispusieron a freír tajadicas de papada y huevos fritos por doquier que acompañados por unas barricas de pan de Villastar hicieron las delicias de todos los allí presentes. En aquellas estábamos cuando oímos el estridente sonido de una vuvuzela, y tras ella aparece el de Forest con el de Lezama con dos señoritas y el de Vanyón que había ido a buscarlos hasta el hotel. Besos, abrazos y saludos a discreción y rápidamente buscaron plato de huevos y sitio en la mesa. Como los huevos y la papada parecían poco almuerzo el de Vanyón aportó un bote de conserva que al principio nadie quería y al final se quedo temblando.

Se acercaban las 12:30 y empezaba a ser buena hora para desarrollar el trabajo que nos había convocado allí así que disolución del almuerzo y distribución en las distintas tareas que había que realizar. Unos se dispusieron a partir nueces, básicamente los hermanos venidos del norte que desconocían las propiedades tintadoras del jugo de la nuez e hicieron caso omiso de los consejos de los veteranos, seguro que así permanecerá en su memoria o por lo menos en sus dedos los recuerdos de este día durante mucho tiempo; otros se dispusieron a montar la haima para que nos diera sombra durante el día tan caluroso y soleado que se preveía, otros a organizar la intendencia para la comida y yo me marché hasta mi casa a buscar la paella donde más tarde habría que cocinarse el arroz, como dice el refrán “el que no tiene cabeza, tiene pies”. A mi regreso, ya teníamos las sillas del de Lidón y cada uno seguía a su tarea, sin descuidar ni por un momento el grifo de la cerveza ni el plato de pepino.

Cuando las nueces estaban ya listas, otra brigada se encargó de mezclar todos los ingredientes según indicaciones del de la Civera en los contenedores adecuados. Hicimos largo de nueces o corto de vino, así que tuvimos que dejar una garrafa a mitad de preparar pendiente de que el de Martín comprara el resto de ingredientes, aunque luego el que bajó a por ellos fuera el de Lienda. Había concluido la primera fase, la más sencilla, de la elaboración del Noccino 2012.

En determinado momento el de la Civera y un servidor sacamos de la bañera una docenita de botellas que estaban a remojo para ser desetiquetadas y dejarlas listas para contener nuestro licor y servir de excelente presente cuando la encomienda lo considere necesario y oportuno. Nos liamos el de Lidón y un servidor a quitar tapones y retirar pegatinas y el de Martín y más tarde Fr. Gerinaldo las remataban con agua y estropajo. Limpios los vidrios se depositaron sobre los barriles de cerveza hasta que el de Gúdar se apoyó de manera brusca sobre el grifo de la cerveza y este cayó sobre las botellas haciendo añicos una de ellas. El proceso nos había originado dos bajas la referida del de Gúdar y otra que un servidor lanzó desde la barra como consecuencia de un choque con el berbiquí que me servía para quitar el tapón.

Mientras todo esto sucedía la brigada de intendencia había comenzado a manipular los ingredientes de la paella y comenzaba con el sofrito. Por su parte el de la Celfa colocó su plancha sobre el césped y tras colocar un botecito vacio de aceitunas para recoger el aceite comenzó a preparar langostinos y berberechos que acompañarían a las cañas, al vermouth, al vino blanco y al pepino en vinagre.

Llegaron las 15:30 y la comida estaba en los platos, los platos en la mesa y los comensales frente a ellos degustando la exquisita paella que se habían currado el de Toroel y el del Bearn.

Unos cuantos mantuvimos nuestra posición en la barra, que como si de un puesto de guardia se tratara no había quedado ni un instante sola durante toda la mañana, allí sacamos un platito de paella y ocho tenedores cayeron sobre él dejándolo vacio en pocos instantes, tuvimos que sacar otro plato que no corrió mejor suerte, un tercero con el mismo resultado y por fin alguien, con mucho acierto, pensó que sería más rentable poner la paella en la barra y que allí atacáramos todos. Dicho y hecho, la paella a la barra y los tenedores al arroz. Fue el popular “no quedó ni un grano de arroz”, parte por el hambre, parte porque estaba buenísimo y parte porque el de Gúdar no paraba de arrimar granos desperdigados y de animar a la concurrencia.

Para concluir tartas de limón y tiramisú y bizcocho de manzana casero elaborado por la beguina del de Perales, Leonor de Beasant, café, coñac y chupitos variados.

Como consecuencia de la ingente cantidad de cerveza consumida ya sea por el calor ambiental, por la frescura del líquido, por la acidez del pepino o por todo junto muchos de los asistentes al evento, entre los que se cuentan a toda la encomienda del norte, al de Gúdar, al de Vanyón y a Gerinaldo ocuparon diferentes lugares para reposar los cuerpos y descansar la vista. Si es cierto que alguno de ellos con intenciones bien distintas que la de la siesta pero que fueron rápidamente desestimadas debido a las nueces, o mejor dicho al jugo de las nueces, o mejor dicho aún al tinte del jugo de las nueces, o mejor dicho todavía a esas manos negras tintadas por el jugo de las nueces y que no invitaban a nada romántico, así que siesta, bañito y nada más.

Otros muchos comenzaron a conformar un círculo con las sillas entorno a la barra y departir sobre los temas más dispares, y de uno de estos temas salió otro de los eventos que la encomienda va a celebrar y que aunque todavía falta por ultimar, incluso el nombre, bien podría llamarse la Destiledfest por aquello de celebrarse en octubre y de tener como tema principal la elaboración de orujo destilado con un alambique y que se desarrollará en los posesiones que la encomienda tiene en la Vega.

Durante toda la tarde el puesto de guardia de la barra seguía a buen recaudo y los cubatas de ron con cocacola con su limoncito exprimido y los gin-tonics también con limón no pararon de circular. Tan es así, que en determinado momento hubo que hacer dos expediciones paralelas una a la gasolinera a por hielo y otra al supermercado a por limones. Los más afortunados, además de cubatas, pudieron degustar un mousse de piña que había elaborado la de Muñoz.  

Algunas beguinas emprendieron una caminata más propia de una penitencia que de un deporte y otros cuatro de nosotros emprendimos una partida de guiñote que tenía poco de deporte pero menos de penitencia, y que fue ganada, con gran maestría, por el de Lidón y un servidor para desgracia del de la Celfa y del del Bearn.

El de Martín agarró su cabalgadura y se desplazó a su casa a por todos los útiles técnicos que nos habrían de servir para seguir a nuestra selección española en su partido de cuartos de final de la Eurocopa contra Francia.

El de la Civera procedió a dar el penúltimo paso en la elaboración del Noccino 2011 y dejarlo listo para ser embotellado y degustado en cuanto proceda.

Mientras esperábamos a que llegara la hora del partido y repuesto el de Gúdar de su siesta, la de Beasant de su excursión a por limones y haciendo un descanso en los cubatas el de Lienda y un servidor nos liamos los cuatro a recortar etiquetas con una precisión tal que ríete tu de los bolilleros de Qalat-Ayub o los relojeros suizos.

Terminada la tarea de las tijeras nos tomamos unos cubatas con pepino en adobo aderezado con azúcar, por sugerencia de la de Queribús, y luego con sal por improvisación del de la Civera.

Sin quererlo se acercaba el momento del partido y había que preparar la pantalla para que el viento no hiciera estragos, la antena cogiera señal y el sol reflejara poco, tantos eran los condicionantes que por fin, después de varias pruebas, encontramos el sitio ideal, el viento no molestó porque había parado, la imagen se paraba por falta de señal y tuvimos que subirnos por dos veces a una silla para colocar la antena y al final sujetarla con una brida en lo alto de la haima y el sol reflejaba a tope y tuvimos que poner, también por dos veces, dos toallas detrás de la pantalla para que oscurecieran. Todo se dio por bueno cuando apareció el de la Vega al grito de ¡¡España, España!!, con el bombo, dos tapaderas de la de Beselga a modo de platillos, dos banderas, gorra y camisetas rojas para completar, el cuadro se aderezó con pinturas rojigualdas en caras y brazos, banderas en la haima y alguna que otra camiseta roja. Todo ello acompañado de cervezas y/o cubatas y bolsas de frutos secos como entretenimiento. Cada uno en su silla frente al pantallón y manteniendo el puesto de guardia frente a la barra las beguinas que gustan poco del noble arte futbolístico y que mantenían la vigilancia de la cerveza y de los licores.

El partido pasó como en el resto de los hogares españoles en los que se junten más de dos, gritos, canciones, discusiones y alegría, mucha alegría y en nuestro caso no solo por los goles de España.

Cuando terminó el partido un par de cubatitas para celebrarlo y enseguida a preparar para cenar. Unos botes de conserva sobre la barra, unas cervezas, pepino en adobo y unas ensaladas hicieron las delicias de los que todavía quedábamos por allí.

Rondaban las 23:30 y la de Beselga nos obsequió con una sesión de fotos de la última fiesta a la que asistió la encomienda y que se celebró en aquellos dominios. Sin terminar de ver las fotos dieron las 12 de la noche de San Juan y a la balsa a improvisar rituales con fuego y con velas, el de la Civera medio metido en la balsa y sin dejar de salpicar declamó medio conjuro porque no fue capaz de terminarlo, el de Nafarrorum metido entero en la charca declamó un conjuro entero o eso creo porque no fui capaz de entender ni una sola palabra, y no porque yo estuviera lejos y no oyera, ni por efecto de los cubatas sino porque hablaba un lenguaje extrañísimo más propio de exorcismos que de conjuros.

El día llegaba a su fin y fuimos capaces de extraer varias conclusiones interesantes, la barra es un referente importante en la fiesta y es preciso acometer la construcción de una de manera urgente, el pepino en adobo estaba espectacular y no debo olvidarme de seguir llevando a otras fiestas, España es la mejor selección de la Eurocopa, 90 litros de cerveza, 8 botellas de ron y 36 litros de cocacola son buena medida para años venideros, el que quiera algo más que siesta que se traiga buenos guantes y la elaboración del vino de nueces Noccino 2012 ha sido de nuevo un éxito, solo nos queda esperar a que macere y que el de la Civera lo corrija adecuadamente.

Según cuentan el día del Noccino que empezaba el viernes y seguía el sábado no concluyó hasta el domingo cuando varios de los hermanos de la encomienda se vieron obligados a volver a casa del de la Civera para recuperar los objetos perdidos, un coche, un cochecito de niño, algunas sillas, etc, una vez allí dieron cuenta de la cerveza que quedaba, de la conserva, de los pimientos de piquillo y de los frutos secos que no se habían terminado, por fin y pasando las doce y media de la noche del domingo el de la Civera y la de Beselga pudieron por fin cerrar la puerta.

Y es más, cuentan quienes lo vieron, que allá por la tarde del lunes, vagaba por tierras del de La Civera  un pobre freire montado sobre un "Opel azul algo gastado", removiendo entre los restos de la fiesta para encontrar los hierros, una gran bolsa-haima, cajas de luces, y algo más de una arroba de frutos de color amarillo, casi tan ácidos como el pepino del desayuno, para proceder a su guardanza, acompañado del Maestre, en el carruaje que la Encomienda tiene ubicado en tierras de éste. Así dicen que finalizó la historia.... por el momento. Comentan las malas lenguas, que este pobre freire se parecía al De La Vega............aunque un poco venido a menos.

Y entonces sí que pudimos dar por finalizada la fiesta.