jueves, 1 de septiembre de 2011

RUBIELOS DE MORA (TERUEL) 2011

Et llegó el día.

Los nuestros fermanos templarios de l’encomienda de Rubielos de Mora, hubieron tenido a bien corresponder a la hospitalidad qui les fue brindada por nos allá por el mes de febrero de 1217 en la nuestra haima de la plaça de las monjas de Teruel et pa’ello fizieronnos llegar misiva con la noticia de que contaban con nos en la celebración de su capítulo d’ingreso de nuevos miembros. Sabíamos la localidad, Rubielos, el lugar, l’iglesia de Santa María, la hora, sextas, el mes, agosto, pero no el anyo, asín que iniciamos los preparativos pa’rribar desde nuestro Teruel de 1217 hasta aquel tiempo en Rubielos, cualquiera que aqueste fuere.

Vuesas mercedes, que siguen habitualmente los escritos d’aqueste humilde cronista, son conozedores de que l’organiçazión en la nuestra encomienda no es precisamente uno de los puntos fuertes, asín que faziendo honor a aquesta cualidad, mandamos una primera comunicazión d’asistencia compuesta por quinze miembros entre templarios et beguinas, zierto es que por aquel entonces, aquese no era más qui un número producto de l’experiencia más que de la muestra de voluntades de los freires, pero como quiera que la participación de los miembros de l’encomienda en los viajes preparados es inversamente proporcional a la distancia en kilómetros, yo pensé qui si pa’viajar a Jerusalem (Israel) 3380 km fuimos 34, pa’ir a Santa María da Feira (Portugal) 800 km fuimos 22, a Castres (Francia) 600 km fuimos 20, pa Rubielos que está a 55 km no podíamos pasar de 15, los peores augurios fizieronse realidad, a medida que azercábase la fecha, empeçamos a recibir mensajes, “nosotros, ese fin de semana estamos de vacaciones fuera de Teruel”, “sintiéndolo mucho, ese día no podremos acudir”, “ese fin de semana, nos vamos al pueblo”, etc.etc., asín que l’expedición empeçóse a reduzir et mandamos un nuevo comunicado de que la nuestra ingente presenzia en el acto estaría formada por zinco templarios, Fr. Alonso de la Civera, Fr. Sancho López de Lienda, Fr. Timoteo de Gúdar, Fr. Márquez de Sotillos e Fr. Galcerán de Tirwal et tres beguinas, Alda de Beselga, Matilda de Castroponce et Amargamea de la Villa.

El día antes de la partida, caense de la lista el de Sotillos et la de la Villa, asín que comunicamos al Maestre templario de Rubielos que seremos seis.

Otra característica propia de la nuestra encomienda et que nos diferenzia de aquel que fuere el símbolo típico de los antiguos templarios, un caballo con dos jinetes, es que nosotros si habemos d’ir cuatro vamos con cuatro cabalgaduras et ¡porque no podemos ir con zinco!.

Pa concretar aquesta “organiçazión” quedamos convocados el viernes en Teruel pa’ultimar los horarios et los desplaçamientos, un chusco de pan que llaman americano et que viene a ser un piazo canyada con lechuga, tomate, queso, panzeta et güevo frito acompanyado de vino con gaseosa permitiónos dezidir que cadascuno iría con su vehículo et que media hora tras tercias encontraríamonos en casa del freire de la Civera do cambiamos nuestros ropajes de viaje por los hábitos templarios qui vestiríamos en el capítulo.

La consigna era, el de la Civera et la de Beselga esperarían en su morada de Rubielos, el de Gúdar con su cabalgadura acudiría solo, el de Lienda faría lo propio con su alba cabalgadura et la de Castroponce e un servidor lo mesmo en nuestra cabalgadura negra, cumplíamos bastante bien nuestra mássima seis personas, cuatro cabalgaduras.

Amanescía el día de Santa Mónica et la de Castroponce e un servidor emprendimos camino pa llegar a la hora convenida a la morada de los de la Civera, la velocidad fue superior a l’esperada o la distancia más corta de lo previsto, el caso es que ocho minutos antes de lo fijado llamábamos a la puerta, los propietarios de la casa saltaron de la cama et abrieron la puerta, la de Beselga mantenía la dignidad d’una senyora recién levantada, pero el de la Civera aparesció en calçón et atándose las calças a la zintura. La de Castroponce disculpándose por llegar tan pronto, la de Beselga lo propio por non estar esperando, el de la Civera justificando que la noche fue muy larga et por eso non estaba en pie, et yo mesmo recibiendo la reprimenda de “mi santa” por salir tan temprano, etc.etc. etc.

Fablamos con el de Lienda qui nos dixo que en vez de venir solo en su caballo blanco, venía con la de Azagra, con la Muñoz et con el de Concud en la cabalgadura de aqueste. ¡Otro gran alarde d’organiçación!, justo en la misma manyana del acto habíamos pasado de ser cuatro templarios et dos beguinas a ser zinco templarios et cuatro beguinas, ¡confiemos que naide note la diferenzia!.




Vestidos de paseo, aquesto es camisa, calçón, calças, crespina, sobrevesta et cenyidor disponíamosnos a partir hacia alguna taberna próssima en ande dierannos d’almorçar mientras aguardábamos al resto,




cuando aparesció el de Gúdar en su percherón gris, solicitónos que esperáramosle porque se cambiaba en un ¡ay! et acompanyabanos a almorçar, et asín fue, solo que el ay fue un aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyy et cuando ya estábamos en la calle vimos en lontanança que se acercaba el albo caballo del de Concud, lo estacionó et sin cambiar sus ropajes de viaje diriximonos a una taberna próxima, aposentámonos en una mesa de reducidas dimensiones pa los nueve et después de ver pasar hasta cuatro veces al joven que debía habernos tomado la comanda sin ni siquiera mirar hacia nuestro lado. Decidimos levantarnos et cambiar de local. Azedimos a la posada et allí rápidamente solicitamos unos chuscos con lomo, queso et zebolla carameliçada con vino et gaseosa, algunos menos innovadores dezidieron degustar tortilla de patata et otras incluso tortilla franzesa, pa terminar unos bebediços de café con conyac que llaman caraxillos, un servidor que’s un poco menos valiente decidió incluir un poquito de leyte et asín pedí a la camarera un caraxillo con leyte, su respuesta fue que aquello non había, asín que tuve que improvisar una solución et pedir cortado con conyac, aqueso sín que hubo.

Rápidamente regresamos a casa de los de la Civera pa cambiar nuestra indumentaria de paseo por la de parada que llevaríamos al capítulo, cinturón d’armas, espada, lança, crespina d’armas, almófar, casco et capa templaria.




et salida hacia el lugar de convocatoria que según mantenía el de la Civera era media hora antes de sextas en la Casa Consistorial, allá que llegamos 15 minutos pasada la hora et según nos vieron llegar, el Senescal de l’encomienda de Rubielos nos detuvo et nos recondujo hasta el lugar de partida, la plaçuela junto a las escuelas. Cuando llegamos allá el resto de las encomiendas invitadas ya estaban en espera de ser formadas pa´iniciar el desfile.

El Senescal nos organiçó et asín l’encomienda de Teruel abriría el desfile junto con el pendón de Rubielos, que viene a ser un estandarte, detrás de nosotros las beguinas de Teruel, l’encomienda de Montegaudio de Alfambra, los caballeros templarios de Castellón, los Associació Cultural Dames y Cavallers d’Uixó con Na Violant d’Hongria, el Rey Jaime I e toda su corte et cerrando la comitiva los caballeros de Urrea et las damas de Alcalatén de Alcora

Llegamos en desfile hasta la Casa Consistorial do nos recibió el Maestre de los Templarios de Rubielos et el Alcalde de la Villa, saludos entre Maestres et entrada al claustro del edificio a esperar al resto de la comitiva. Una vez todos cobixados a la sombra se reorganiçó el desfile, en esta ocasión el pendón de Rubielos, o sea el estandarte, habría la comitiva, los Templarios de Rubielos tras él, a continuación Na Violant d’Hongria, el Rey Jaime I et toda su corte, tras ellos nuestra encomienda, las beguinas de Teruel, l’encomienda de Montegaudio de Alfambra, los caballeros templarios de Castellón, los Associació Cultural Dames et Cavallers d’Uixó et los caballeros de Urrea et las damas de Alcalatén de Alcora. Recorrimos las estrechas calles transformadas en un coqueto mercadillo medieval et arribamos a la plaça de la sombra do tiene su entrada principal l’iglesia de Santa María, al pasar por la herrería dexamos depositadas nuestras lanças pues las consignas eran que no se podía azeder al templo con aquesas armas.

Antes de la rexa de entrada, Maestres et estandartes eran retenidos mientras el resto de los integrantes del desfile azedíamos al interior del recinto acompanyados por los fermanos templarios que nos ubicaban en los bancos correspondientes. Nuestra encomienda fue ubicada en el segundo banco de la dereyta detrás del que debía corresponder a las autoridades. Como manda el protocolo, al encontrarnos en una iglesia, descubrimos nuestras cabeças retirando almófares et crespinas, mantuvimos nuestra posición de pie hasta que nuestro Maestre azediere al interior del templo et considerare que era el momento de sentarse.

El azeso a l’iglesia se fiço en el mismo orden que habíamos llevado en el desfile et se concluyó con l’entrada del Alcalde de la Villa, D. Ángel Gracia que ocupó un escanyo a la dereyta del altar et junto a él fue ubicado el Vicepresidente de la Diputación D. Francisco Abril, también estaban presentes el diputado provincial D. Antonio Arrufat et el Concejal de Teruel D. Julio Esteban que ocuparon el primer banco de la dereyta.

El acto comiença con la bienvenida del Maestre, a continuación se façe entrar a los cuatro candidatos que deberían responder sobre sus intenciones, el coro de l’iglesia es el lugar designado pa que el fermano de mayor edad et el mariscal interroguen a los candidatos antes d’ocupar su puesto delante del altar, do se encontraba el Maestre, el Senescal et el capellán, escoltados por el gonfalonero et su estandarte e dos hermanos templarios ubicados en lo alto de l’escalinata. El Maestre se dirige a los candidatos pa que confirmen su interés por pertenecer a l’encomienda et tras la determinación de tos ellos se procede a vestir a los candidatos, el Mariscal impone el cinturón et l’espada, el senescal coloca la limosnera et el capellán después de bendecir las cruces se las da pa besar et se las cuelga del cuello, pa terminar el Maestre coloca la capa a cadascuno de los candidatos et pa concluir realiçan la xura de votos ante el capellán. La sobriedad del acto viose repetidamente engrandecida por la voz d’una dama que entonó varias canciones, más tarde enteraríamonos que pertenezía al grupo de damas de Alcalatén de Alcora.

Antes de dar por concluido el acto, las autoridades presentes recibieron l’insignia de l’encomienda de Rubielos et seguidamente volvimos a formar la comitiva pa desfilar por las estrechas calles del mercado hasta el campamento templario.

Llegados al campamento una tela oscura ensombrezía las cuatro mesas largas preparadas pa los más de 150 comensales qui allí estábamos convocados et otra más pequenya pa las autoridades.

Un armero dispuesto pa lanças et estandartes ocupaba l’entrada del campamento, consideramos que llevábamos demasiados bártulos pa ocupar todo aquel armero et decidimos llegarnos hasta la morada de los de la Civera et dexar allí nuestra impedimenta, de camino nos detuvimos en una taberna próssima pa recuperar líquidos perdidos en el desfile, llegamos a casa et en un santiamén estábamos de vuelta, el viaje no fue muy largo pero aprovechamos pa volver a parar en la misma taberna et tomar otra cerveça con un choricillo a la plancha pa abrir boca, rápidamente volvimos al campamento do nos recibió el Maestre et nos indicó nuestros sitios en la mesa, nos comunicó que las Beguinas habíanse marchado pa participar en el concurso d’indumentaria medieval, más tarde supimos que habían conseguido el segundo premio et un jamón, el primero recayó en Na Violant d’Hongria et su corte de damas, no es que me pueda más la sujetividad pero considero que nuestras beguinas vestían de manera más “medieval” et que deberían haber conseguido el primer premio, pero pienso que las autoridades que costituían el xurado obraron de manera políticamente correta otorgando el mássimo galardón a los forasteros pa que se sintieran más agradecidos por su participación.

Mientras esperábamos a que començara la comida estuvimos charlando con el Maestre et degustando una exquisita cerveça artesanal de Alcora que a decir verdad a mí me resultó un tanto fuerte. También departimos con un joven templario que atendía al nombre de José Miguel, extranyo nombre pa un monje medieval, que alabó las crónicas d’aqueste humilde escribano et además se ocupó d’atender nuestra mesa de manera soberbia, ora plato, ora cerveça et cada vez que llegaba decíanos “que no os falte de nada” et ¡¡otra ronda de cerveças!!.

La comida començó con queso en grandes rodajas calentadas en unas tarteritas de barro pa untarlo en rebanadas de hogaça de pan, estofado de ternera con patatas servido en platos hexagonales de hoja de palma, bandejas con abundante embutido, fruta fresca et frutos secos (dátiles, pasas e orejones), té con hierbabuena, moscatel et oruxo de miel que presentaba una peculiar combinación, en nariz fuerte aroma a miel et una vez llevado a la boca el dulçor desaparece quedando únicamente el oruxo, en cualquier caso, estaba bueno et tuvimos que descararnos pa conseguir una segunda ronda e incluso una tercera, hasta que un perspicaz caballero nos lo requirió amablemente con la promesa de devolverlo a nuestra mesa et jamás se volvió a saber nada ni del caballero, que era lo de menos, ni del oruxo, lo realmente importante.

Antes de pasar a la tertulia l’encomienda de Rubielos tuvo a bien obsequiar a los invitados, començando con la nuestra encomienda, se entregó al Maestre un cuerno pa beber et su soporte en cuero pa el cinto et nosotros correspondimos con una frasca de nuestro licor de nueces, Noccino, adecuadamente lacrada et etiquetada,




siguieron con l’encomienda de Montegaudio, los caballeros templarios de Castellón, los de Val de Uxó et los de Alcora que correspondieron con un pergamino con una ilustración alusiva al evento. Al concluir la comida et cuando estábamos con la tertulia posterior se acercó a nuestra mesa otro joven templario que dixo provenir de tierras de Cedrillas, tomó asiento et se incorporó a la conversación hasta que decidimos que era buen momento pa dejar a nuestros fermanos de Rubielos que descansaran del ajetreo del día et nos marchamos a una taberna próssima donde servían un brebaje transparente con hojitas verdes en su interior et muxo hielo al que se referían como caipirinha et que dejaba los dientes acerados, según opiniones más entendidas que las mías. Después de dos cosas de esas preferí cambiar a otro bebediço que llevaba ron negro, açúcar moreno, hielo, hojitas verdes, limón troceado, un refresco gaseoso et un chorrito de grosella, aquello llamado mojito estaba bastante mejor.

Estando allí las beguinas retornaron al campamento templario pa adquirir una camiseta recordatoria del evento et cuyo importe servía de donativo pa l’iglesia. Desde aqueste puesto decidimos dar una vuelta por el mercado con intención clara de recalar en la taberna pa tomar unas cerveças, mientras íbamos p’allá las beguinas visitaron algunos puestos et aprovecharon pa mercar algunos trapitos.

Después d’algunas rondas de cerveça decidimos cambiar de bar et dirigimonos a la posada pero como quiera que había muxa gente, salimos del recinto amurallado pa llegar al bar el corralico, do tomamos algunas cerveças acompanyadas de cacahuetes, almendras et boquerones con aceitunas.

Era la hora de zenar et pensamos que lo mejor era volver a la taberna, el camarero nos dice que deberíamos esperar 40 minutos, el de la Civera, que pa’eso es como si fuera del pueblo, llama al jefe de la taberna, qui pa más datos es su pariente et le dice qui nos dé de cenar, preguntónos que qué queríamos et le diximos que sacara lo que le viniera bien, a los pocos minutos aparece con nueve chuscos con jamón, et unas cerveças, la de Beselga decide ir a casa d’unos amigos pa conseguir unos tomates que acompanyen al jamón et mientras tanto el de la taberna nos sacude una bandeja de embutido asado compuesto por morzillas de zebolla, salchichas, choriços et panzeta, al final la zena fue magnífica. Durante la zena el de Gúdar, recordando nuestra última cruçada en tierras portuguesas, començó a “fablar” en el idioma de los lusos, et ya conocen sus mercedes que siguen las crónicas la habilidad qui tiene el de Gúdar pa con los idiomas, el caso es que el camarero después d’un rato oyendo aquese portugués tan particular se dirige a nosotros et dizenos que fagamos el favor de no traerle gente d’aquesta que bastante hay ya en el pueblo, la carcajada fue espectacular et asín entre risas pedimos la cuenta et satisfizimos su importe.

Azercábase la medianoche et como no puede ser d’otra manera aquesa hora un sábado de medievales en Rubielos et como viene faziéndose desde hace 24 anyos se dará suelta al toro jubillo, un toro de fuego embolado a yuguete, con cascabeles en el cuello et barro en el lomo que faze las delicias de los toreros et de los que tienen la suerte de disponer d’un balcón en la plaça pa velo.




Como aún faltaba media hora decidimos visitar el hotel Los Leones pa tomar un café o en su defeto un caraxillo et un cubata, e cuando faltaban apenas zinco minutos fuimos a casa de Luis, un amigo de los de la Civera que nos brindó todos sus balcones pa que disfrutáramos del evento medieval de mayor solera de la provincia, el toro jubillo.

Subimos a la casa todos excepto el de Concud, que según paice disfruta con el subidón d’adrenalina que proporciona tener un toro zerca, aunque es xusto dezir que tampoco arriesgó en exzeso en su faena. Por si fuera poco la vista que teníamos o los sofás et el sillón orejero puestos a nuestra disposición, la mesa principal de la sala presentaba un aspecto desbordante de refrescos de toda clase et licores de todas las marcas con vasos et una cubitera pa que cadascuno se sirviera el combinado que considerara oportuno.

Cuando las teas del toro hubieronse consumido, diose por concluida la noche taurina.

Los de Lienda et los de Concud decidieron regresar a Teruel et el resto acudimos a la terraça de la posada a tomar un cubata et como había un cartel que dezía que a partir de las 2’00 había que hablar sin gritar et puesto que ya pasaba d’aquella hora alguien propuso acudir a las piscinas porque habría fiesta, llegados allí comprobamos que l’entrada no daba derecho a consumición asín que la de Beselga revendió los tickets et nos fuimos a otro bar do encontramonos con la parentela de la de Beselga et después d’un par de cubatas dimos por concluido el día.

Amanescía el día de San Agustín cuando pasaba más d’una hora de tercias, et enseguida a la herrería, no teníamos el cuerpo pa muxos golpes en el yunque asín que lo mejor fue fazer tiempo hasta que destaparan una sartenada de migas que estaban exquisitas et que servían a diestro e siniestro con uvas verdes e negras et huevo frito, la verdad es que aquello era el almuerço de familiares e amigos de los herreros et por supuesto nuestro, que pa eso nombramos el anyo pasado al duenyo d’aquello como el herrero oficial de l’encomienda, hecho aqueste acreditado por l’estrella con nuestra cruz que adorna la fragua.

Lo cierto es que to’el que pasaba por allí se apuntaba a recoger un plato, muxos de ellos agradecían el detalle, pero algunos, los menos, se comportaban con exigencia como si de su derechos se tratara.

El caso es que a fuerça de vino de diferentes bodegas et anyadas e “grazias” a los visitantes se terminaron las migas, los tomates et los pepinos, es decir, se arrambló con to lo que se pudiera comer.

Pa postre, alguien trajo una garrafa de zinco litros d’un líquido transparente que alguno estuvo a punto de engullir en vaso entero como si d’agua se tratara et grazias a los gritos de los asistentes comprobamos que aquel inofensivo líquido era oruxo pa quemar. Se preparó un recipiente de barro et se organiçó una queimada.

Mientras ardía, los de la Civera et nos desplaçamonos hasta el Hotel de Los Leones a tomar un cortado pa asentar los cuerpos et las migas. Al regreso a la herrería dimos cuenta del trabajo del fuego en el oruxo et comprobamos que a diferencia del oruxo de miel del día anterior, aquel que olía a miel e solo sabía a oruxo, en aqueste caso, olía solo a oruxo et estaba más dulce que la miel, ¡no habían escatimado en açúcar pa la queimada!.

Se acercaba el final de nuestra jornada en Rubielos de Mora, pero antes teníamos que resolver el enigma de l’entrega de premios et sobretodo cuando tenían que recoger el jamón las beguinas. Ni cortas, ni pereçosas, la de Beselga e la de Castroponce se dirigen a la Casa Consistorial pa que alguien les informara sobre sus dudas ¡ya valía de que nadie respondiera!, recorremos el mercado a buen paso, sin pararnos en puesto alguno, llegamos a la casa del concejo, se dirigen hasta el puesto d’información et mirando en el programa observan que l’entrega de premios es aquese día en vísperas.

Decidimos no esperar hasta entonces e dexar encargada a la de Beselga de fazerse con el premio, por si fuera necesario aparecer en el escenario todas las beguinas, la de Castroponce deja su indumentaria pa ser suplantada por alguna de las amables jóvenes de la localidad.




Paice ser, según cuentan, que no fue necesaria la suplantación pa recoger el premio pero por si acaso el traje de beguina fue portado por la villa con la chança et sarcasmo propio d’un fin de fiesta magnífico.

No me queda más que agradecer a nuestros fermanos de Rubielos l’invitación et sobretodo el exquisito trato dispensado tanto en la representación del capítulo templario como en la comida posterior, confío que seamos capaces de corresponder en la misma medida et espero que el anyo próssimo vuelvan a contar con nos.