lunes, 16 de noviembre de 2009

IV Nit Templaria de Castellón

Igual que otros años, nuestra asociación fue invitada a participar en la IV Noche Templaria de Castellón, organizada por los Caballeros Templarios de la mencionada localidad.

Accedimos gustosos y unos cuantos de nosotros decidimos asistir a ese evento y así lo comunicamos a la organización.

Llegó el momento de concretar la expedición y un total de 7 nos dispusimos a partir hacia tierras de levante.

Tomamos 2 cabalgaduras y nos repartimos en ellas, cuatro en la primera y tres en la segunda.
La primera arribaba a Castellón entorno a las 2 del mediodía, hora perfecta para degustar algún tipo de arroz, así que nuestro Freire Pepe echó mano a su móvil y tras unos minutos de conversación con un amigo nos indicó el lugar donde podíamos recuperar las fuerzas perdidas en el viaje.
Seguimos las indicaciones del amigo de Pepe y nos adentramos en el Restaurante Mediterráneo del Grao de Castellón, he de confesar que en un principio su aspecto exterior no me hacía presagiar nada bueno y así lo manifesté, pero mi observación fue, afurtanadamente, desoida por el resto.




Entramos en el local y nos recibió un atento joven que nos ubicó en una mesa perfectamente camuflada tras una estantería en las que se podían observar numerosos recipientes de cristal llenos de corchos de botellas de diferentes vinos.
Enseguida pedimos unas cervezas y nos trajeron la carta, al poco llegó el que hacía las funciones de maitre y se presentó y mientras nos daba la mano a cada uno de los cuatro nos dijó,
- Buenas tardes, soy Antonio, uno de los tres hermanos que dirigen este local, ese de ahí es Victor, otro de los hermanos y aquel Sergio, el tercero, aquella de allí es mi madre, la cocinera, y la otra mi cuñada.
LLevábamos dos minutos en el restaurante, todavía no teníamos las cañas y ya conocíamos a la familia y a Antonio como si fuéramos íntimos amigos. ¡Buena señal!
- ¿qué van a tomar los señores? nos pregunta Antonio manteniendo las distancias de un profesional aunque empezando a mostrar una agradable complicidad
- Algún arroz, respondemos
Es cierto que no era una contestación muy precisa, y eso obligó a Antonio a toda una disertación de nombres en valenciano seguidos de la explicación de la composición y de la elaboración de cada uno de los platos, por fin llegó al arroz a banda, especialidad de la casa. Y yo no sé si por no seguir acumulando datos sobre arroces caldosos, melosos, socarrats, en paella, etc. etc. etc. o porque realmente aquel "a banda" tenía buena pinta, fue el que elegimos. En cualquier otro lugar el maitre se va a pasar la comanda a la cocina y nosotros seguimos con nuestras cañas que ya estaban sobre la mesa. En el Restaurante Mediterráneo, la cosa no iba a ser tan sencilla, Antonio nos organizó la próxima hora y media,
- El arroz tarda unos cuarenta minutos por lo que creo que sería interesante algo para picar mientras tanto, ¿que les apetece?, nos pregunta
- Lo que quieras, contestamos
- Les podría servir unos dátiles de mar, unos chipirones, …
- Antonio, ponnos lo que quieras, interrumpimos
- Vale, estoy pensando que les voy a hacer el arroz para tres en vez de para cuatro
¡¿Para tres?, vamos no me jodas!, pensé yo, nunca he pedido menos raciones de arroz que de comensales, antes al revés.
Así quedó la cosa.
Se fue para la cocina a pasar la comanda, algo de picar y arroz para tres, nosotros seguimos con nuestra conversación y con las cañas y enseguida se presentó un camarero con una bandeja con anchoas con tomate y ajo picado para acompañar, y unas tarrinas con ajoaceite y tomate triturado con aceite. Al poco otra bandeja con chipirones rebozados y una especie de alga gelatinosa también rebozada sobre una cama de piñones. Cuando hubimos terminado con ella otra bandeja con navajas, caracoles de mar, dátiles de mar y una especie de almeja o mejillón con la concha roja cuyo nombre desconozco. A continuación un plato de patatas con la carne del pescado utilizado en el caldo y una fina salsa de ajoaceite. ¡Espectacular!, realmente espectacular.
Por fin llegó el arroz, ¡para tres! Menos mal que somos hombres de bien quedar y no dejamos ni un grano pero seguro que si pedimos para cuatro hacemos la risa.
-¿Postre?
- Si, yo un helado
- Hacemos nosotros un helado de queso con arándanos, de carajillo de coñac, ...
- Helado normal
- Caramelo, vainilla, avellana, turrón
- Helado de turrón
Después de los postres, los cafés
- Un cortado y tres tes
- A los orujos les invitaré yo, dice Antonio, que sino pensaran, vale muy simpático pero se estira menos
Un cortado, tres tes y un convoy de orujos, una botella de miel otra de hierbas y otra de blanco, las dos primeras casi cayeron enteras y de la última sólo un tiento.

En esas estábamos cuando recibimos la llamada de la otra parte de la expedición que ya nos esperaban en las proximidades de la estatua del rey Jaime I.

Pedimos la cuenta, pagamos y después de despedirnos de Antonio, nos fuimos a encontrar con el resto.

Aparcamos nuestro coche en un parking público próximo y nos fuimos donde nos aguardaban nuestros amigos. Se trataba de un kiosco en plena calle, regentado por Sheila, una morena camarera algo distante al principio pero que se fue volviendo afable y cercana con el paso del tiempo.


Mientras tomábamos cañas o gin-tonics, un personaje, al que llamaré “Pobre Vicent”, con una “discreta” camisa floreada en blanco y negro y algo pasado de alcohol, bueno realmente con una castaña como un pino, empezó a darnos la paliza hasta que Sheila, la camarera, percatándose de que nos estaba importunando le instó a marcharse a pesar de no haber pagado la copa, el personaje hizo caso omiso y en determinado momento Sheila le amenazó con llamar a la Policía, él ni se inmutó, más al contrario, le solicitó que lo hiciera, imagino que buscaba algún sitio caliente para pasar la borrachera. La camarera localizó a un policía nacional, que se presentó y que empezó a hablar con el personaje con un marcado acento canario para saber por qué no pagaba su copa, cuando le dijo que no tenía dinero, le pidió la documentación y después de cachearlo sujetándolo muy profesionalmente por el pulgar le dijo que abandonará la zona. Se fue pero no llegó muy lejos.
Como quiera que los templarios de Castellón habían empezado a montar la megafonía y estaban poniendo música para probar la instalación y servir de reclamo, hizo que “nuestro amigo” "Pobre Vicent", se quedara en las proximidades bailando al ritmo de la música.

Se acercaba la hora y teníamos que cambiarnos de ropa, dejar nuestro atuendo siglo XXI y transformarnos en Caballeros Templarios siglo XIII. Llamé a mi contacto en los castellonenses y enseguida nos mandaron un emisario con las llaves de su local.


Cogimos nuestro equipaje de los coches y nos fuimos hasta la sede social de la asociación de templarios de Castellón (CAU TEMPLER) donde se encontraba el Maestre Templario Vicente Ballester y su familia, donde nos transformamos en templarios.

Ya preparados para el desfile, volvimos de nuevo al mismo kiosco donde pasamos la tarde y nos tomamos unas cañas antes de que comenzara el acto. En determinado momento el compañero de Sheila y ella misma, nos pidieron fotografiarse con nosotros y gustosos accedimos, formamos en semicírculo y cada uno de ellos se colocó en el centro con la capa templaria mientras el otro tomaba la correspondiente instantánea.





Empezó el acto conducido por Vicente Cornelles, templario y periodista del Periódico Mediterráneo de Castellón con ciertos problemas con el micrófono y dando paso al pregonero D. Miguel Ángel Mulet, concejal de cultura del Ayuntamiento de Castellón y Vicepresidente de la Diputación de Castellón, para dar paso al desfile en el que nuestra formación era el protaestandarte abriendo, tras él los tres tambores y detrás el Maestre flanqueado por dos templarios,


partimos por la Avenida Rey D. Jaime, Calle San Vicente, acompañados en todo momento por “Pobre Vicent” que intercalado en nuestras filas participaba en el desfile a ritmo de tambor, hasta que nuestro maestre le invitó a salirse del desfile y pasear por la acera, seguimos por la Calle Pérez Galdós, pasamos junto al parque Ribalta y a la plaza de Toros llegamos a la puerta de El Corte Inglés donde había un mercadillo medieval y donde había unas mesas largas dispuestas en forma de U para la cena.
Esperamos a las afueras del vallado hasta que la organización fue llamando uno por uno a todos los grupos participantes, llegó nuestro turno, entramos saludamos al pregonero y al Maestre Templario y ocupamos nuestros puestos en la mesa, entre los caballeros templarios de Val d’Uxo y los templarios de Rubielos. Detrás de nosotros y fuera del vallado, nuestro “amigo” el Pobre Vicent que bailaba al ritmo de la música y observaba a los comensales.
Empanada, patatas asadas con pimentón, longaniza asada, y jamón cocido acompañados de vino y cerveza y rematado con fruta fue la base de la cena. Para concluir café y orujo.
Durante la cena un ballet de danzarinas amenizaron la velada y al final un pobre fakir que daba más pena que otra cosa. El “Pobre Vicent” no quitaba ojo de los cuerpos de aquellas argentinas al principio desde fuera del vallado, luego desde dentro de la formación de bailarinas y por fin sentado en una silla cerca de nosotros.
La velada terminó con la entrega de un obsequio por parte de la organización a los grupos participantes, que todo sea dicho dejamos olvidado encima de la mesa.
La conversación de la noche nos llevó a contactar con los templarios de Rubielos y quedar con ellos para visitarnos en febrero y participar en nuestra representación, y ellos nos comunicaron la intención de organizar una cena templaria a la que estábamos invitados.
Lo mismo ocurrió con los templarios de Val d’Uxó que también nos dijeron que vendrían a Teruel en febrero y que nosotros estábamos invitados a participar en su fiesta en octubre.

Nos despedimos de los anfitriones, quedando emplazados para nuestra representación en febrero y nos dirigimos hasta la sede social para cambiarnos de ropa. Allí dejamos al “Pobre Vicent” agarrado a una botella de vino blanco y un vaso que había cogido de la mesa, dando buena cuenta de aquello a lo que no había sido invitado.

Antes de marcharnos volvimos al kiosco de Sheila para tomar la última copa y emprender camino de regreso, que hicimos sin contratiempos.

Buena jornada y volveremos para la V Nit Templaria